El presidente Fidel Castro responsabilizó hoy a George W. Bush por el fallecimiento de más de 600 mil personas en Iraq y recordó el deseo del presidente estadounidense de ver muerto al líder cubano.
El Jefe de Estado recordó los deseos de Bush de eliminarlo físicamente en su afán por destruir la Revolución cubana, según el artículo denominado "Las Ideas no se matan".
"Aquellas magníficas palabras se las dedico a usted, señor W. Bush", subrayó Fidel Castro tras señalar que no tiene el privilegio de ser el primero de los que el gobernante norteamericano ordenó privar de la vida.
No constituyen un privilegio los deseos de tan poderoso caballero, expuso el estadista antes de esgrimir que no fue el primero ni sería el último que Bush ordenó privar de la vida, o de los que se propone seguir matando de forma individual o masiva.
En las reflexiones, el Comandante reprodujo la respuesta del jefe de la Casa Blanca sobre su política hacia Cuba: “Yo soy un presidente de línea dura y sólo espero la muerte de Castro”.
Expresó además que solo con el dinero que dedica actualmente Estados Unidos en mantener la guerra en el Medio Oriente, cien mil millones de dólares según expresa se podrían formar “999 990 médicos, los cuales podrían atender a 2 mil millones de personas que hoy no reciben servicio médico alguno”, aseguró.
“Las ideas no se matan”, escribió el líder revolucionario al rememorar cuando el teniente Pedro Sarría del ejército de Fulgencio Batista lo hizo prisionero tras el fallido intento de asalto al cuartel Moncada, la segunda fortaleza del país en 1953.
"Los soldados, llenos de odio y adrenalina, apuntaban hacia mí aún sin haberme identificado. Las ideas no se matan, continuó repitiendo, ya casi en voz baja, automáticamente, el teniente negro", recordó Fidel Castro.
“Las ideas no se matan”, escribió el líder revolucionario al rememorar cuando el teniente Pedro Sarría del ejército de Fulgencio Batista lo hizo prisionero tras el fallido intento de asalto al cuartel Moncada, la segunda fortaleza del país en 1953.
"Los soldados, llenos de odio y adrenalina, apuntaban hacia mí aún sin haberme identificado. Las ideas no se matan, continuó repitiendo, ya casi en voz baja, automáticamente, el teniente negro", recordó Fidel Castro.
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